lunes, 25 de noviembre de 2013

Vete tú a saber ...

Yo lo he intentado. Pero mucho. En serio.
He tratado de comer sano, de hacer deporte, de querer para toda la vida, de reproducirme, de aprender a cocinar, de hablar más bajo, de querer sexo sólo cuando hay alguien conocido en mi cama, de vestirme de colores suaves, de juntar las piernas, de gritar menos, de llorar más, de beber menos, de dormir más, de comer menos, de sonreír más... Pero no me ha salido.
Juro que he tratado con todas mis fuerzas de ser buena. Estar buena. Parecer buena. Pero no he podido.
Porque, a veces, las cosas que no deberían, me gustan, me apetecen, me las como, me las quedo, me las bebo, me las compro, me las guardo, me las follo...
Porque a veces, las cosas que me deberían gustar me deprimen, me aburren, me ponen triste, me dan asco.
Y he dedicado mucho tiempo, mucha energía, mucho dinero, mucha esperanza, a ser una mujer “como dios -o el patriarcado- manda”. Con curvas proporcionadas, compañías sexuales que se cuenten con los dedos de la mano, ropa de entretiempo, revistas de decoración, voz dulce, maquillaje discreto, regímenes saludables y aficiones que impliquen una aguja (no hipodérmica, claro).
Y ya me he cansado de que no me salga. No me sale parecerme a las de los anuncios de café instantáneo, a la que mis tías esperaban encontrar en las comidas familiares, a la que el tipo del banco quisiera dar una hipoteca, a la que la casera decente quisiera alquilar el piso, a la que los tíos encorbatados quieren llevar a cenar, a la que las dependientas quieren vender bragas blancas, a la que la policía quiere defender y no reprimir, la que cabe en las tallas que ponen en el escaparate.
Las malas, las inoportunas, las descaradas, las desubicadas, las desagradables, esas me salen mejor.
Y así, consigo menos cosas, pero son cosas que me gustan. Las que consiguen las tías buenas, con sus sonrisas oportunas, sus curvas adecuadas, sus posturas apropiadas... esas, me deprimen, me aburren, me ponen triste, me dan asco.
O envidia, vete tú a saber...

sábado, 19 de octubre de 2013

Quieres luchar?. Luchemos!

No puedes hacerte a la idea de algo que ni siquiera sabes si es real o no. Mientras tanto, los días van pasando y tú  y yo con ellos sin saber que hacer o que decir a cerca de nosotros, la duda siempre está presente y con ella la distancia… la maldita distancia. Ésa que dicen que no separa a las personas que tan solo son solo números, kilómetros… pero en este caso, en mi caso… hace que ni siquiera pueda empezar algo que de verdad creo que iría bien. Aunque a veces llegue hasta dudar de mis sentimientos, pero puede que sea por los dichosos numeritos que nos separan. Aun así, sigo viviendo el momento, es la mejor opción que hay, vivir el presente. Hacer y deshacer todo donde y cuando quiera. Libertad, siempre libres, pero con cabeza.

martes, 1 de octubre de 2013

Apareciste.

Ahora que todo mi mundo estaba yendo cuesta abajo, 
ahora que el paso del tiempo por desgracia me ha hecho mas desconfiada. 
Han sido tantos los amigos que quise, como los que me traicionaron, ya ves!!
Y creo que en los tiempo de ahora no entienden del amor, ni del querer ...

Y cuando me acostumbre a esto de la soledad, a esto de no caminar, de no sentirme persona ...

Apareciste tu con tu mirada tan llena de hermosura. 
Apareciste tu con tu sonrisa tan joven de locura.
Apareciste tu haciendome ver y cambiando aquello que una vez pensé que no existía!

domingo, 19 de mayo de 2013

Vive


Es tan importante dejar marchar ciertas cosas, soltarlas... Siempre es preciso saber cuándo una etapa llega a su final. Si insistimos en permanecer en ella más del tiempo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que precisamos vivir.
A qué paso darás vuelta tu página?No podemos ser eternamente niños,
adolescentes tardíos, enamorados que reviven noche y día una relación con quien estuvo.
Las cosas pasan, y es mejor que las dejemos ir. Nadie juega con las mismas cartas, a veces ganamos y a veces perdemos.
No esperes que te devuelvan nada, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, ni que descubran tu genio, o que entiendan tu amor. Ve cerrando ciclos, y no lo hagas por orgullo por incapacidad o por soberbia,
sino simplemente porque eso ya no encaja en tu vida.
Cierra la puerta, cambia el disco, limpia tu vida. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres. Y recuerda que todo llega siempre por alguna razón.

martes, 7 de mayo de 2013

When ...

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.

sábado, 2 de marzo de 2013

...

No puedo evitar echarte de menos, no me preguntes por qué, porque no hay ninguna explicación coherente al respecto, pero es la pura realidad. Estoy muy harta de fingir cosas que no son, y por que lo hago? para olvidarte de una puta vez. Creo que ya va siendo hora de pasar de pagina no? o mejor dicho, de cambiar de libro ... pero esto no lo podré conseguir si no me ayudas, y este es el verdadero problema.
Cada día tengo mas ganas de irme de aquí, y no por un tiempo corto, si no por años, irme fuera a estudiar creo que de verdad me ayudaría a superar esto. mientras tanto, te seguiré echando de menos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Down

        Me gustaría escribir y expresar todo lo que tengo guardado en mí, pero es tan difícil hacerlo ...
Me siento en una continua montaña rusa, que de pronto puedo estar en lo mas alto como en lo mas bajo, y hoy es uno de esos días en los que estoy abajo, por no decir en el subsuelo.
        Se a ciencia cierta que hay que valorar todo lo que la vida te da, y en cuanto a familia y amigas me siento muy afortunada, la mas afortunada, diría yo, pero muchas veces piensas que eso no es suficiente para completar tu felicidad  que las cosas por las que luchas y persigues no salen, no dan su fruto, y te vienes abajo ( como la montaña rusa de la que hablo) y no encuentras la positividad en ninguna parte, cosa que a mi jamas me suele pasar.
        Quiero creer que el destino me tiene algo mejor preparado y que esto es solo para aprender y madurar. La suerte nunca estuvo de mi lado, y se que nunca lo estará  por eso todo lo que gano, lo gano por mis propios méritos, antes o después, pero por mis propios méritos, y así la recompensa siempre es mas grandiosa.